miércoles, 20 de junio de 2012

ELEMENTAL... QUERIDO CASTROGUER

De nuevo me encuentro en la Morgue.  El alicatado habitual hoy proyecta un resplandor sombrío. Los azulejos rezuman una sustancia mucosa de color negruzco y hedor a podredumbre. La intermitencia de la luz de las lámparas no ayuda a aplacar la creciente inquietud. En el interior de las neveras algo se mueve, algo se agita y golpea las puertas buscando una salida. La muerte se torna vida y pretende abrirse paso. Por suerte, en el centro de la morgue, sobre la mesa de autopsias hoy nos acompaña el autor de “La guerra de la doble muerte”, Alejandro Castroguer, al que paso a presentaros: 


 ALEJANDRO CASTROGUER: (pseudónimo de Alejandro Castro Guerrero) nació en el año 1971 en Málaga. Es diplomado en Magisterio (Ciencias Humanas) Escribe desde bien pequeño.
Su primer relato era de ciencia-ficción y hablaba de un niño que escondía a un extraterrestre en el desván, muy influenciado por el éxito de “E.T, el extraterrestre”. Después de no pocos intentos adolescentes por redactar una saga al estilo Tolkien, con su primera novela, "Jeroglíficos de muerte y salvación" quedó entre los finalistas del Premio Ateneo de Sevilla del año 1992. Tiene en su haber varias novelas ya destruidas por su auto exigencia: "Como una raya de tiza", "Soñaba que soñaba", "Las puertas", "Horizonte Marfil" y "Carcoma". Coincidiendo con su estancia en Barcelona, desde el año 2000 al 2002, redactó en la ciudad condal "El bailarín de claqué". Desde finales de 2009 Alejandro Castroguer pertenece al grupo literario “Sevilla escribe”.
Su relato "Mi última Feliz Navidad" ha sido publicado tanto en la revista digital Generación Zero como en el Libro Solidario para Haití. Asimismo su cuento “El noctívago demacrado”, homenaje a Lovecraft, espera su publicación en papel en una Antología de “Sevilla Escribe”
Es autor de “La octava noche”, novela fusión de Ciencia Ficción-Policíaca, de la que redacta ahora su segunda parte, y de la novela de zombis de reciente publicación "La Guerra de la Doble Muerte".

 

- Hola Alejandro, ya estás en mi Morgue a punto de ser diseccionado. ¿Qué se siente?
De momento experimento frío. Porque una mesa de metal es fría... y estar en pelotas tampoco ayuda mucho. Cuando empieces con el escalpelo y las sierras circulares a lo mejor me acojono. Seguramente si me acompañase Abel, quien se acojonaría serías tú, pero por ahora me ganas. Juego fuera de casa y buscaré el empate.

-Si los muertos que se retuercen dentro de las neveras lograran salir, ¿salimos por patas o los invitamos a unos buenos espetos de tu tierra? Háblame de Málaga. De nuestra Andalucía.
Málaga es una ciudad que ha cambiado mucho en los últimos diez años. No sé si decirte si para bien o para mal, la verdad. El turismo se ha desbordado por culpa (o gracias) al Museo Picasso y al nuevo morro donde atracan los transatlánticos. Ello ha permitido que los bares y terrazas del centro encarezcan de manera abusiva sus productos. Será para sangrar a los “guiris”.
De otras ciudades... qué decirte. Qué añadir de Granada, Sevilla o Córdoba. Tal vez decir que tengo afortunadamente muchos amigos aquí y allá, y que cualquier escapadita es un pretexto perfecto para charlar y tomarse unas tapas y unas copas.

-Siempre desde el respeto, a veces desearíamos que realmente los difuntos volvieran a la vida… Ray Bradbury, ¿qué nos dirías de este autor, por el cual sé que tienes especial admiración?
De él he aprendido que se puede escribir literatura de género sin sacrificar la calidad de los escritos. Bradbury fue un poeta con alma de marciano. Qué más da que sus imágenes poéticas versen sobre cohetes, planetas inhabitables o razas inexistentes. El día que me enteré de su muerte algo se marchitó dentro de mí. Es una lástima su pérdida... pero me quedan treinta y un libros en casa. Ellos me hablan de él mejor que cualquier crítico.
Por descontado, sus “Crónicas Marcianas” ocupan un lugar privilegiado en mi biblioteca. De ella tengo la 1ª edición en castellano, editada por Minotauro.




-Estoy ante un gran cinéfilo, me gustaría que me dieras tu opinión de dos de mis pelis favoritas: “No profanar el sueño de los muertos” y “Un hombre lobo americano en Londres”
Antes de nada una puntualización. Veo cine, mucho cine, y me encanta el clásico... pero de ahí a cinéfilo media un abismo. En todo caso, gracias por pensar eso de mí.
De la primera, “No profanar el sueño de los muertos”, decirte que es un clásico del cine de zombis, dirigida por Jorge Grau. En ella se da una explicación bien diferente del fenómeno de la resurrección de los muertos, y que estos ataquen con posterioridad a los vivos. No diré más. Pero su ambientación es sobresaliente, las localizaciones igual. Por cierto, hay una escena en que se destripa a una víctima, y es más explícita que en las clásicas películas de Romero, o al menos que en la célebre “La noche de los muertos vivientes”.
De la segunda, “Un hombre lobo americano en Londres”, apuntar que me impresionó en su momento. Claro, por aquel entonces era muy jovencito. Pero que hará por lo menos veinte años que no la veo. Y me resulta muy arriesgado hacer una valoración de la misma desde el recuerdo o la añoranza.


-Venga, te lo pongo a huevo, ¿qué le dirías a los detractores de Stanley Kubrick?
Sencillamente que no saben de cine. Kubrick fue un Maestro y sus obras siguen siendo insuperables. Nunca ha existido un director que manejase mejor la música ya grabada que él. Ninguno. A quién se le ocurriría usar a J.Strauss para un vuelo espacial, a Rossini como complemento para las escenas violentas de los drugos, o los compases de Shostakovich para mostrar el lado más perverso de un matrimonio americano.
Además, Stanley ha abordado todos los géneros, o casi todos. Y nunca repitió dos películas iguales, por otra parte muy usual en otros autores. Para mí el padre de “2001, una odisea espacial” siempre tendrá mi mayor admiración. 



-Hablemos un poco de tu obra más reciente. Después del éxito de tu novela “La guerra de la doble muerte” ahora vuelves con “El Manantial”. Estoy inmerso en él y puedo asegurar que no dejará indiferente a nadie. ¿Qué esperas de esta nueva aventura literaria?
Al menos pretendo sacudir a los lectores, noquearlos con la crudeza de algunos de los capítulos. Y es que es casi norma habitual en los últimos años escribir terror pero sin sobrepasarse. Como si se tuviese miedo a ser incorrecto. Y ciertamente el arte nunca entendió de límites.
Es por esto por lo que poco importa que haya muchos lectores que renieguen de una obra de esta contundencia. Está escrita para eso, para provocar reacciones en contra y a favor. Ni que decir tiene que he cuidado el dibujo psicológico de Abel y Verona para que la obra se sostenga. Pero lo más llamativo de “El Manantial”, lo que quedará en la memoria de los lectores, será ese grado de extrema dureza.
                                                                 

-Se que la etiqueta de “Parental Advisory: Explicit Content” fue petición tuya. Respecto a esto ¿Qué obstáculos encontraste de cara a la propia publicación de la novela?¿Dudaste?¿Tuviste conflictos morales para con tu propia obra?
Obstáculos ninguno. Con un editor como Jorge Iván Argiz es imposible encontrarlos en tu camino. Él me dio carta blanca para excederme cuanto quisiese, asegurándome que no se tocaría ni una sola coma de la obra. Y es que así es muy fácil escribir, máxime si lo haces con un contrato ya firmado y un plazo de entrega fijado. Por esta parte fue lo más sencillo del mundo.
Respecto de la segunda pregunta, he de confesar que durante la redacción sufrí muchísimo, fundamentalmente en las escenas violentas. En ocasiones tenía que descansar y despejarme. Sobre todo porque en algún momento que otro me impliqué demasiado en la obra, dejé escapar mi lado más oscuro.
Por el contrario me divertí de lo lindo redactando las escenas pornográficas, o al menos dos de ellas. Era consciente de que había que contraponer a la dureza de las “evangelizaciones” los encuentros sexuales entre los personajes. Sabía que funcionaría a la perfección.

Para acabar, unas rápidas preguntas:

-¿Tolkien o George R. R. Martin?

Sin duda, Tolkien. Fue una de esas lecturas que siempre anhelé siendo joven, porque aunque muchos no lo crean, “El Señor de los Anillos” existía antes de Peter Jackson. He de añadir que de Martin el único libro que tengo en casa es el de “Los viajes de Tuf”.

-¿Cameron o Spielberg?
Spielberg por muchos motivos. Por ser el padre de “Indiana Jones”, de “Tiburón” o por llevarme a los “Encuentros en la Tercera Fase”. Verdaderamente el último cine de Spielberg, el que ha rodado con pretensiones de director grande, me interesa menos. Tal vez la culpa sea mía. O que crecí con aquellas películas. Todavía recuerdo la impresión que me causó “Tiburón” cuando la vi en un cine de verano en Torremolinos. Tendría yo cinco añitos.

-¿Azul o Rojo?
Si hablamos de los colores de Kieslowski, de sus tres pelis (Azul, Blanco y Rojo), tal vez la más redonda sea la de Azul, por su banda sonora y su actriz protagonista.
Si por el contrario hablamos de colores al óleo, te diría sin dudarlo que el azul. A veces un buen azul te salva un lienzo. Nada más hay que ver los azules de Fray Angélico, por ejemplo.
Como creo que me preguntas por cierta polémica que he suscitado en twitter y en facebook acerca de la aversión de algunos por llamar a la selección española, la ROJA, te he de decir que ideológicamente estaría más cerca del rojo, sin duda. El azul oscuro nunca lo elegiría para una camisa, y menos para combinarla con una boina roja. Y es que son dos colores que no casan bien.

-¿Rescate o Ayuda?
Nunca me han gustado los rescates. Siempre aparatosos, comportan un componente de riesgo. Aquí hablo de cine o de esas noticias que hablan de secuestros en colegios o cines. Pero también se puede extrapolar al ámbito que quieras.

Muchas gracias por acordarte de mí.


                                                         ***

Con estas amables palabras se despide Alejandro Castroguer, cuando el que está realmente agradecido soy yo. No todos los días se tiene el lujo de diseccionar a un autor por el que se siente admiración.
Destacaría de él su cercanía y generosidad. Comparto con él ese entusiasmo por el cine Spielberg al que hacía referencia,  y su fascinación hacia el mundo creado por J.R.R Tolkien.
En esta pequeña charla hemos podido ver su gusto por el buen cine, la pintura y la música clásica. Me interesaba mucho conocer al Alejandro que hay detrás del Castroguer. Los lectores conocemos a los autores a través de sus obras, pero pocas veces conocemos a la persona que se encuentra detrás. Este, precisamente es uno de los objetivos que me marqué al poner en marcha esta Morgue. Espero estar consiguiéndolo en alguna medida.

Si quereis saber de Alejandro Castroguer aquí os dejo los enlaces a su Web y a su Blog:

http://alejandrocastroguer.es/
http://guerradoblemuerte.blogspot.com./


Hasta otra, y seguimos viéndonos en La Morgue...

4 comentarios:

  1. Gracias por la entrevista. Me ha gustado su singularidad.

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  2. Aquí tienes la Morgue para lo que quieras.En unos días publicaré aquí mi reseña sobre tu Manantial...

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  3. entra una curiosidad de niño de leer el manantial....

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