viernes, 15 de agosto de 2014

CUATRO AMIGOS (David Trueba), EL COMIENZO PERFECTO.

No pretendo hacer una reseña de esta maravillosa novela. Simplemente quería dedicar unos minutos a mostraros el que, para mí, es uno de los mejores comienzos de cuantas historias he podido leer hasta hoy.

Sin más que añadir... que os aproveche. El texto habla por sí solo.

"Siempre he sospechado que la amistad está sobrevalorada. Como los estudios universitarios, la muerte o las pollas largas. Los seres humanos elevamos ciertos tópicos a las alturas para esquivar la poca importancia de nuestras vidas. De ahí que la amistad aparezca representada por pactos de sangre, lealtades eternas e incluso mitificada como una variante del amor más profunda que el vulgar afecto de las parejas. No debe de ser tan sólido el vínculo cuando la lista de amigos perdidos es siempre mayor que la de amigos conservados. El padre de Blas solía decirnos que la confianza en los otros era un rasgo del débil, pero claro, cualquier asomo de humanidad era para él poco menos que una mariconada. Coronel en la reserva de consentida inclinación nazi, no concedíamos demasiado valor a sus opiniones. En el fondo sonaba más sabio lo que un tirado en una taberna nos gritó un día: «Yo a mis amigos no les cuento mis penas; que los divierta su puta madre». La amistad siempre me ha parecido una cerilla que es mejor soplar antes de que te queme los dedos y, sin embargo, aquel verano no habría podido concebir los días sin Blas, sin Claudio, sin Raúl. Mis amigos."

CUATRO AMIGOS. David Trueba.


jueves, 7 de agosto de 2014

MICRORRELATO: "ABUELO"

Siempre leí a través de tus ojos. He sido corsario en una gran fragata y buscador de
tesoros en tierras salvajes. He resuelto misterios ataviado de una gorra de paño y
fumando en pipa. Incluso he amado como un adulto siendo todavía niño.

Ahora que no estás, abuelo, ahora que no puedo oír tu voz, sigo sintiéndote a mi lado.
En vida, debido a mi ceguera, no pude verte. Como tampoco lo hago ahora. La muerte
se lleva a la gente, se muestra soberbia consciente de su irremediable victoria.

Cada tarde entro en tu pequeño despacho, un lugar con ese aroma que sólo poseen los
lugares sagrados y en el que, cada día, me leías tus novelas hasta bien entrada la noche.
Es entonces cuando siento que, por una vez, la parca ha sido derrotada.

Y es que tú sigues vivo. Sigues vivo entre todas esas páginas…

En el amable olor a libro.



lunes, 24 de febrero de 2014

RESEÑA: EL ÚLTIMO REFUGIO Y LAS GALLETAS OREO.


Me hubiera gustado reseñar esta obra mucho antes pero, entre que me decidí a no hacer más reseñas y que por asuntos personales dejé el blog de lado, no ha sido posible hasta hoy.
En fin, aunque sigo con la idea de no reseñar, iré haciendo contadas excepciones. El motivo, porque me da la gana. Sin más.
 


A comienzos de 2010, la Guerra de la Doble Muerte asoló el país. La ira de los Hambrientos arrinconó a los supervivientes en campamentos, levantados para preservar la vida. Uno de esos grupos se ha atrincherado en lo más alto de la Sierra de Montserrat: Francesc Maciá, Italia, Ino Guerau y el resto de sus compañeros resisten parapetados en torno a la basílica. A más de mil kilómetros de distancia, el grupo de J.B., Mamashe Correa y Úrsula se ha hecho fuerte en Finisterre gracias a los infelices que creen en sus mentiras. Mientras tanto, en la ciudad de Sevilla —completamente devastada— Judith y Jonás buscan un lugar donde morir con dignidad, cansados de esa maldición que les mantiene aún en pie. Pero... ¿podrán conseguir su propósito? ¿Resistirán los supervivientes el empuje de los Hambrientos? ¿Qué secreto esconde el grupo de Finisterre en el interior del Hostal Comala? Esta es la historia de todos ellos, en la búsqueda desesperada del que habrá de ser el último refugio.





 Dicho esto, os hablaré de "El último refugio". Esta secuela de "La guerra de la doble muerte", después de reposar en mi cabeza durante varios meses, se me asemeja a una galleta OREO.

 Sí, podéis llamarme loco, podéis tildar esta reseña de mierdosa si queréis, me da lo mismo. Ahora paso a explicarme. 

La mayoría de nosotros al comerse una OREO deja su blanco y cremoso interior para el final porque es la parte que más nos gusta. La que saboreamos a golpe de lengua. Las dos galletas que contienen la crema están de vicio. Dulces, con un punto salado al final. Pero es solo el aperitivo de lo que realmente esperamos.

Lo mismo me pasa con "El último refugio". Dos historias sobre dos campamentos de supervivientes situados en la abadía de Montserrat uno y en Finisterre el otro. Dos relatos repletos de referencias de todo tipo y en ocasiones con insanos aromas venidos de "El Manantial". Dos galletas muy apetitosas y listas para su difrute.





Sin embargo, el plato fuerte, la crema viene de la mano de Judith y Jonás, los verdaderos y podridos protagonistas. Una historia agónica, sin esperanza. Un relato exquisito Escrito en sangre y lágrimas capaz de conmover al más pintado.

No diré más para no perjudicar al lector. Simplemente apuntar que en esta novela (encajada en el género Z) Alejandro Castroguer se mantiene fiel a su estilo cruel y conmovedor a partes iguales y con ese punto de mala leche marca de la casa.