–Por la presente queda zanjado el contrato con
la conformidad de ambas partes y en los términos anteriormente acordados. Con
el fin de cerrar el trato a continuación quedarán reflejadas las rubricas de
las partes interesadas y el consiguiente apretón de manos –termina de leer
Bradford y ofrece el documento a Robert Norman– ¿Alguna objeción?
–No veo ningún impedimento por el
que debamos discrepar –responde Norman
firmando el contrato con el que cierran el reparto de los beneficios obtenidos
por la próxima explotación de “El Sepulcro del Minero”. La mina más antigua y
célebre de la región. Una mina que hasta el momento nadie ha querido explotar
por su lúgubre leyenda.
Bradford hace lo propio y tras
rubricar el contrato ofrece su mano a Norman. Los dos hombres estrechan sus
manos. El reverendo Hush, que ha actuado como testigo, les ofrece un par de
vasos y los llena de whisky. El sheriff estira el brazo y agarra un tercer vaso
que pone frente a Hush.
–Sírvase reverendo, después de
todo usted también saldrá beneficiado de este negocio. Con la donación que
recibirá de las dos partes tendrá liquidez para su iglesia durante una buena
temporada –celebra Bradford en un claro estado de euforia.
–Brindemos pues –responde Hush.
–Por nosotros entonces. Y por
haber superado los infundados miedos y supersticiones que nos separaban de una
próxima vida llena de abundancia –propone Norman levantando su vaso. Todos
brindan y acaban sus copas de un trago.
–Con vuestro permiso yo marcho.
No lo tomen a mal pero tengo que atender a mis quehaceres –explica Hush
recogiendo su sombrero colgado del respaldo de una silla.
–Agradecemos su labor, reverendo.
Vaya usted con Dios –se despide Bradford en nombre de los dos.
El religioso se cala el sombrero
y se despide con un suave gesto de su cabeza. Una vez sale Hush, los dos hombres
toman asiento. Se ponen cómodos, Bradford enciende su pipa y Norman llena los
vasos. La oficina del sheriff permanece en silencio. La ausencia de
delincuentes o borrachos en el interior de la celda que queda a sus espaldas
contribuye a ello.
–Los chicos están preparados y
entusiasmados. Son buenos trabajadores, los elegí yo personalmente. Ahora deben
estar a las puertas del hotel esperando firmar sus contratos.
–Mañana a primera hora nos
pondremos en marcha. Antes de que salga el sol. Con un poco de suerte
llegaremos a la mina para el almuerzo y tendremos el campamento listo al final
de la jornada –explica Norman.
–Recuerda que al frente de los
trabajadores he puesto a Vincent Conroe
y Roy Dolan, los hombres de confianza de Holland. Son unos desgraciados hijos
de puta. Son unos bastardos que no valen ni para dar de comer a los cerdos,
pero tienen algo bueno, no piensan. Es por eso que los pongo a tus órdenes.
–Desde luego no dudo de su
elección sheriff. Los conozco bien poco pero he sido testigo de su fidelidad
para con el cantinero –corrobora Norman para satisfacción de Bradford.
–De paso tendrá usted informes
sobre cualquier irregularidad. De eso se encargará Roy. No lo dude es un jodido
chivato. No lo puede evitar y disfruta con ello el muy cabrón. Trátelos bien,
que no se sequen sus petacas, y tendrá a los mejores jefes de cuadrilla que
pudiera imaginar –le aconseja Bradford tomándose finalmente su vaso de un
trago.
–Cada día al atardecer me
encargaré personalmente de traer la mercancía obtenida. Ellos dos serán mis
acompañantes. Son buenos tiradores y me irán bien por si fuéramos víctimas de
alguna emboscada. Ahora soy yo el que se marcha sheriff. Aun debo de terminar
los preparativos y dejarlo todo organizado para que salga según lo previsto –se
despide Norman levantándose de la silla– Si necesita algo de mí puede
encontrarme en el Goldgoties, ya sabe…
Y agarrando levemente el ala de
su sobrero se despide de Bradford que le responde levantando el vaso de whisky
que acaba de rellenar.
Robert Norman es un comerciante
de oro irlandés que llegó a estas tierras de paso y terminó por quedarse. Los
negocios le han ido tan bien que se ha convertido en uno de los hombres más
poderoso de la región. Llegó a Green Wolf hará un mes con la idea fija de
hacerse con el oro del Sepulcro del Minero desatendiendo a los consejos de los
más viejos del lugar, que nunca quisieron ni siquiera acercarse al lugar debido
a la maldición. El sheriff Bradford no tardó en ver el sustancioso negocio que se
traía entre manos aquel irlandés y se encargó de que se encontrara en Green
Wolf como en su propia casa. Incluso logró, en menos de dos semanas, conseguir
una veintena de trabajadores. Gracias al reverendo Hush, claro, que en sus
sermones se encargó de lavar el cerebro de todo aquel que creyese en la leyenda
del Sepulcro del Minero.
Mientras discurre la reunión en
la oficina del sheriff, Nolan Parker atiende a Nick Williams en su barbería.
Williams ha encontrado un hueco en su faena diaria en el matadero para acudir a
cortarse el pelo.
– ¿Qué tal va todo, Nick?
–El ganado está sano, que no es
poco, eso me asegura vivir bien, ya sabes…
Nolan hace uso de sus útiles de
manera precisa mientras piensa como hilar su conversación. Cómo revelar su
información sin ofender a su cliente. Sabe que es un asunto delicado y decide
hacer uso de la presencia de Chuck Newman en las proximidades de su local. El
chico de los Newman pasa ante ellos, les saluda con una tímida sonrisa y sigue
su camino.
–Buen chico el hijo del médico
¿No crees Nick?
–No dudo de que sea trabajador,
es más, será un digno sucesor de su padre. Lo que dudo es que en esa familia
haya alguna buena persona –le responde al barbero con todo el resquemor que
siente hacia los Newman.
– ¿Y qué tal la familia? Anoche
en la iglesia vi a su mujer y a su hija. Jane está hecha toda una mujercita y,
con todos mis respetos, cada día está más guapa –comenta Nolan soltando el
cebo.
– ¿A dónde quieres llegar vieja
hiena? –contesta el señor Williams incorporándose en el asiento para buscar la
mirada de Parker.
–Pues… supongo que está en edad
de tener pretendientes, ¿hay algún candidato? –interroga Nolan a sabiendas de
la relación que Jane mantiene con Chuck.
–Me paso el día trabajando en el
matadero y criando el ganado. A la noche, cuando llego a casa, estoy tan
cansado que cuando ceno suelo quedarme dormido en la mecedora. Cuando Mary me
despierta para ir a la cama, Jane suele estar acostada. Poco sé de la vida de mi hija excepto lo que
mi mujer me va contando, y hasta el momento, nada me dijo sobre pretendientes.
¿Hay algo que deba saber, Parker?
Nolan acomoda de nuevo a Nick
sobre la butaca de barbero, agarra su pelo con suavidad y continúa con su
trabajo.
–Brenda, mi esposa, pertenecía a
una familia acomodada de Mississippi que
vino a Green Wolf en busca de oro, como creo que usted ya sabe –Nick asiente
con su cabeza a lo que Nolan responde rectificándola a la posición idónea– así
pues, puede suponer que nuestros comienzos fueron bastante propicios. Gracias a
mi familia política pude montar este negocio y poco después celebrar una boda
por todo lo alto donde todos comieron cordero hasta decir basta –Williams hace
el amago de volver a asentir pero Parker le agarra para evitarlo– No se mueva,
por favor. Sólo escuche. El padre y la madre de Brenda murieron poco después a
causa de unas fuertes fiebres. Su deseo fue dejar la mayor parte de su fortuna
a la Iglesia y así nos lo hicieron saber siempre. A nosotros nos dejaron, como
le acabo de decir, esta barbería. Por desgracia no pudimos tener hijos…
– Perdona que le interrumpa,
Nolan, Pero esto no responde a mi pregunta…
–Tenga paciencia, ahora lo
entenderá. En unos días, mi esposa y yo, haremos veinte años de casados. Este
negocio siempre nos ha dado para comer, las cosas como son, pero de una forma
humilde, sin lujos. Veinte años de casados, exactamente el mismo número de años
que llevamos sin comer cordero. Estoy seguro de que cocinar uno para celebrar
nuestro aniversario sería una sorpresa que emocionaría mucho a Brenda. Tengo
cierta información sobre su hija y el chico de los Newman. ¿Me entiende ahora,
señor Williams?
Los gemelos de cara curtida y
bigote prominente salen de su negocio de armas cargados con cajas de explosivos
que van colocando dentro de un carromato. Sería muy difícil identificar cuál de
ellos es José y cual es Elías si no fuera por el color del pañuelo que recoge
cada una de sus negras y largas melenas. El del pañuelo rojo siempre es José y
el que lleva el de color azul siempre es Elías. Los dos hermanos de origen
mejicano son parcos en palabras y de rostros inexpresivos. Podrían estar
sacándoles las entrañas que no cambiarían su gesto. Un rictus perpetuamente
desganado. Han sido incluidos en la expedición a la mina por su excepcional
manejo de los explosivos. Unos verdaderos especialistas que, llegado el
momento, harán que las paredes de una mina parezcan mantequilla. Ellos son los
dueños de la tienda de armas y por ello tienen a mano todo tipo de material
bélico. Todo el que entra en su tienda sabe que sus productos tienen un precio,
no se regatea. Atrás quedaron los tiempos de hambruna viajando en la
desvencijada carreta de su padre practicando la venta ambulante. La madre a la
que no conocieron pagó con su muerte el darles la vida y, aunque con
calamidades, su progenitor los hizo grandes enseñándoles el oficio de
comerciante y sobre todo a vivir con lo puesto sin esperar mucho de la vida más
que lo que ellos fueran capaces de robarle. Quizá esto último haya sido la
clave de su éxito y de la cierta estabilidad que encontraron desde que
decidieron montar su negocio en Green Wolf. Cuando los hermanos Flores llegaron
al pueblo vieron la gran oportunidad en el negocio de las armas, puesto que la
armería más cercana estaba a cinco jornadas a caballo, en la ciudad de
Portland.
Thomas pasa junto a ellos, ha
salido a pasear en un intento de conocer un poco el pueblo y a sus habitantes. Acaba
de salir de la casa de Andrea. Ha disfrutado de un buen almuerzo a cambio de
cumplir con el encargo del que ayer le habló. Andrea le ha dado una pequeña caja
de madera cerrada con clavos, él sólo tiene que entregársela a John Holland. Thomas
no tiene ni la menor idea de su contenido, lo único que le ha advertido Andrea
es que una vez haga la entrega, intente desaparecer lo antes posible. “A Holland no le va a gustar su contenido”.
En la puerta del Goldgoties se ha formado una
gran cola. Todos los que la forman son habitantes de Green Wolf así que Thomas
descarta que se trate de nuevos visitantes en busca de alojamiento.
Holland está observando el evento
desde el porche de su cantina. En esta ocasión sin la compañía de sus dos
deleznables lacayos. Thomas decide acercarse, tiene la boca más seca que las
suelas de sus botas y necesita tomar un trago. Es buen momento para saldar su
deuda con Andrea.
El sheriff Bradford sale de su
oficina y estira las piernas y la espalda para después encaminarse hacia la
fila de hombres a las puertas del hotel. Los hermanos Flores ya casi tienen
cargada toda la mercancía en la carreta. El barbero Parker se sienta en una
silla al exterior de su negocio encendiendo su tabaco y observado el devenir de
la mañana en Liberty Road después de haber cortado el pelo a Nick Williams que
ya continúa con su faena en el matadero. Howard Finnes da los últimos retoques
a la silla de montar en la que anda trabajando. El reverendo Hush parlotea con
varias señoras a las puertas de su parroquia. Jack Candle le da al martillo
intentado enderezar una barra de hierro dentro de su almacén. Los niños
corretean de un lado a otro. Ed Martins saca brillo a las botas de todo aquel que
se lo pide mientras Joe Newman analiza el estado de las piernas carentes de
movilidad de la madre del chico. Andrea se afana en cepillar a una escuálida
yegua. Y después está Rim, que sigue con su mano abierta en busca de alguna
limosna sentado a las puertas de la cantina. Cada uno en lo suyo, una comunidad
organizada y trabajando en busca de un buen porvenir. En definitiva, una mañana
cualquiera en Green Wolf.
Cojonudo, que ganas tengo de tener esta novela en mis manos. Por cierto los hermanos Flores me gustan ( un honor) estoy convencido q estos mexicanos van a dar mucha guerra. En pocas palabras tienes una novela MUY PROMETEDORA, QUE SEGURO QUE SORPRENDERA A MUCHA GENTE.
ResponderEliminarCojonudo, que ganas tengo de tener esta novela en mis manos. Por cierto los hermanos Flores me gustan ( un honor) estoy convencido q estos mexicanos van a dar mucha guerra. En pocas palabras tienes una novela MUY PROMETEDORA, QUE SEGURO QUE SORPRENDERA A MUCHA GENTE.
ResponderEliminarBuenisimo el cameo de los hermanos Flores! Jajajajaja. Que buena pinta tiene.... Ya tengo ganas de saber que pasa en esta villa.... Seguro que no nos deja indiferentes.... Tariroriroriroriro..... Los personajes prometen!!
ResponderEliminarMola que os guste, es un buen chute de energía para seguir adelante con la historia. Un abrazo!
ResponderEliminarMola que os guste, es un buen chute de energía para seguir adelante con la historia. Un abrazo!
ResponderEliminarHola, estoy por aquí de nuevo, viendo actualizaciones. Excelente post, felicitaciones.
ResponderEliminarUn gran saludo desde:
http://terror-en-el-cine.blogspot.com/
Hola Oz, pensaba que nadie miraba esto XDD GRACIAS!!!
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